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sábado, 29 de diciembre de 2007

La prensa independiente en el contexto de la APEC

Parémonos en seco un segundo y analicemos esta fachada aparente de constructos sociales y anti-sociales: Aparentemente a consecuencia de la coyuntura de la APEC, que por cierto de coyuntura no tiene mucho de extraordinario (la APEC, como muchos ya se han dado cuenta no es más que la culminación de una negociación que de hecho ni siquiera es necesaria para el funcionamiento del capitalismo internacional, por el contrario, necesaria para generar un enemigo criticable el cuál se pueda destruir dentro del capitalismo mismo –hasta la democracia cristiana puede criticar a la APEC, ya que eliminarla a ella o al FMI o al BM no altera la dominación de la mercancía y del capital por sobre las necesidades humanas), se ha comenzado a demandar una mayor –así lo entendemos nosotros- profesionalización de la labor del periodista independiente, ante lo que cuando menos debemos sentarnos a reflexionar.

Y si, es cierto, los medios independientes de comunicación, en el contexto de la APEC (del que si podemos constatar distinciones y condiciones especiales en lo represivo) se ven enfrentados a una agudización de las condiciones de desempeño de su labor: persecusión a quienes construyen prensa popular, teoría crítica y/o coberturas independientes a la ideología del capitalismo de derecha o izquierda. El panorama se revela cada vez más adverso para el periodismo independiente y en eso podemos enmarcar y recibir con agrado la propuesta y demanda creciente de una profesionalización de los medios independientes, entendiendo siempre este concepto (profesionalización) como un salto cualitativo de las coberturas que realicemos o pretendamos realizar: aumentar el radio de alcance de nuestros medios, mejorar las relaciones y comunicaciones entre los distintos periodistas y medios independientes, y en general, optimizar nuestros recursos y funcionamientos para hacer frente a la represión creciente, que por cierto no es nueva (recuerden tan sólo el constante hostigamiento al periodismo autónomo, que se ha traducido en incautación de servidores –como lo ocurrido recientemente con indymedia gran bretaña-, ataques cibernéticos –como lo ocurrido en marzo de este año con la haine- o investigación judicial –como lo ocurrido con indymedia chile en el contexto de las investigaciones a la coordinadora arauco-malleco). Además, como herramienta para difundir nuestra crítica al capitalismo como período histórico y a la mercancía como relación social.

Sin embargo, debemos a lo menos –con un mínimo de análisis- notar que en muchas ocasiones, y realmente en más de las que queremos (aunque, por cierto, no queremos ninguna) la demanda de una “profesionalización”, en particular hacia el colectivo editorial indymedia santiago, se ha tornado a una ascepción del término que incurre lamentablemente en cuestiones asociadas a la técnica: se ha comenzado a demandar que nos volvamos a lo sustantivado “profesional”, que asumamos una obsesión por dotar de características crecientemente oficiales-académicas-e-institucionales a nuestra labor. Que nos hagamos parte de la tan manoseada objetividad a la hora de cubrir acontecimientos, que nuestros criterios de distinción entre que publicamos y que no, que cubrimos y que no, y que borramos de la página y que no, no sea guiado por el criterio crítico de la colectividad, sino por una noción “profesional” de cubrir todo, publicar todo y no borrar nada.

Ante esto, debemos necesariamente volver a los conceptos de autonomía e independencia (que secundan los nombres de nuestros medios): ¿que es un medio independiente si no aquel que no hace caso a imposiciones externas, que se guía por sus propios criterios? ¿cuál es un medio autónomo sino aquel que no se hace parte de la profesionalización característica de la división del trabajo capitalista, sino aquel que no hace caso a las imposiciones de objetividad que se disparan desde el poder?.

Ya lo decía nuestro colectivo en el comunicado ”Sobre las acusaciones en nuestra contra por el tema de los presos políticos”, y en la declaración impresa “Guerra a los mass-medias”: No nos interesa en lo absoluto la objetividad periodística con que adoctrinan en universidades, y que tan servil resulta al funcionamiento de las lógicas hegemónicas. Nuestra labor se remite a la construcción de un espacio para la expresión de los marginados por los marginados, y no nos interesa la cobertura de cuestiones no relacionadas con la crítica anticapitalista.

Mientras muchos -al ritmo frenético y ficticio de las cumbres- se suben al carro de la profesionalización, nosotros nos mantenernos escépticos, prefiriendo las cuestiones de fondo por sobre las formalidades, el contenido por sobre la imagen, y la indiferencia a ser técnicos por sobre la sociedad del espectáculo.

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